No me presta atención… sabes el motivo?
Mi esposo y yo chateamos a menudo porque los dos trabajamos por nuestra cuenta y estamos la mayor parte del tiempo frente a nuestros ordenadores, así que tenemos libertad para chatear sobre cuestiones profesionales y también personales.
Antes yo solía estar disgustada porque a veces tardaba en responder y lo hacía con monosílabos (sí, no, ok, uhmmm, ajá, ya, etc). Entonces empezaba un proceso creativo en mi cabeza:
- “no le interesa lo más mínimo lo que le estoy contando”, me decía.
- “Ya no quiere hablar conmigo”.
- O peor aún: “seguro que está hablando con alguien que le importa más que yo”.
Y me ponía triste por no importarle y, a la vez, me enfadaba con él y a veces incluso aprovechaba para echarle en cara alguna cosa que no venía a cuento, como si tal día dijo o hizo tal o cual cosa. Entonces él no entendía nada, claro.
Aquí el motivo!
Finalmente aprendí (aprendimos, los dos) una verdad fundamental: que los hombres y las mujeres tenemos diferentes tipos de atención.
Los hombres tienen atención focalizada, es decir, se centran completamente en una sola cosa y no pueden atender a nada más. Las mujeres, en cambio, tenemos atención difusa. Eso significa que prestamos atención a muchas actividades a la vez, podemos hacer y pensar en muchas cosas a la vez y tenemos que hacer un esfuerzo extra si queremos concentrarnos exclusivamente en una cosa.
Cuando ellos deciden qué van a hacer algo, se olvidan de todo lo demás y no lo dejan hasta que terminan. Pero cuando ellas deciden hacer algo, lo hacen pensando en otra cosa completamente distinta y mirando hacia otro lado. Y, además, si surge una complicación o alguna otra cosa consigue llamar más la atención, dejan lo primero que estaban haciendo, aunque esté sin terminar y lo aplazan para otro momento. ¿Quién no ha hecho la comida mientras vigilaba a los niños, escuchaba las noticias en la radio y pensaba en su próximo proyecto profesional?
Conclusiones
Por eso cuando tu esposo está haciendo algo (o pensando en algo) y tú le hablas, tienes la sensación de que no te escucha. Pero es sólo porque es incapaz de prestar atención a las dos cosas. No es porque no le importe lo que le cuentas ni porque no le importes tú. No es porque esté haciendo algo más importante o más interesante sino que es una prioridad temporal: tú llegaste después, llegaste cuando él ya estaba inmerso en esa actividad o pensamiento.
Por lo que he aprendido, tienes dos opciones: esperar a que termine o interrumpirle y darle el tiempo suficiente para que su atención se centre en ti.